miércoles, 15 de diciembre de 2010

Hace ya un par de noches que apareces. Los problemas para dormir volvieron, los rivotriles de la abuela se perdieron en dolores de cabeza y emergencias no tan urgentes.
Llegas y bailas, moves tus brazos, que son largos y blancos. De a poco se transforman en humo y no nos vemos a los ojos pero yo se que vos estas ahi, probandome, esperando a ver si doy el paso o me despierto y me golpeo los dedos con el mosaico roto y astillado.
Te digo que dejes de ponerme a prueba, que me sueltes las manos y te calles la boca.
Me subo a los arboles y todo se vuelve blanco y negro, y color de nuevo. Los zapatos me apretan mientras vos seguis transformandote en humo, hasta que solo quedan tus pantalones en el pasto.

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