sábado, 18 de junio de 2011

Una vez mas llueve en la ciudad; hace ya varios días que el cielo esta gris.
Por momentos, los rayos iluminan como si fueran una lampara que hace mal contacto, un tubo que titila ritmicamente regalandole instantes de luz a la noche tormentosa.
Otra vez toca sentarse al lado de la ventana, creo que nunca voy a acostumbrarme a las tormentas, siempre me van a parecer novedosas, terrorificamente agradables, reflexivas.
La cortina de agua llega para lavar este fin de otoño, se filtra por cada union entre las baldosas flojas de esta ciudad, y me es inevitable pensar de nuevo en el pordiosero de la otra cuadra, en el frio y el desamparo, en la oscuridad del cielo y del alma a veces.

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