jueves, 14 de octubre de 2010


Construyen una casa media cuadra abajo y yo me levanto aquí con las persianas bajas a escuchar los ruidos, los martillos clavando las puntillas, tac, tac, tac, tac, y luego escucho los pájaros y tac tac tac y voy a acostarme, tiro las cobijas hasta la garganta; han estado construyendo esta casa por un mes y pronto tendrá su gente… durmiendo, comiendo, amando, moviéndose por todas partes, pero algo ahora no es correcto, parece una locura, hombres caminando en su techo con puntillas en la boca y leo acerca de Castro y Cuba, y por la noche camino por y las nervaduras de la casa muestran y adentro veo gatos caminando la manera como los gatos caminan, y luego un muchacho que pasa en una bicicleta y aún la casa está sin terminar y en la mañana los hombres regresan caminando por todas partes en la casa con sus martillos y parece que la gente no construye casas nunca más, parece que la gente debiera parar de trabajar y sentarse en cuartos pequeños en segundos pisos bajo luces eléctricas sin persianas; parece que hay mucho para olvidar y mucho para no hacer y en farmacias, mercados, bares, la gente está cansada, no quieren moverse y yo me paro en la noche y miro a través de esta casa y la casa no desea que se construya; a través de sus lados veo las colinas moradas y las primeras luces del atardecer, y hace frío y abotono mi chaqueta y me paro allá a mirar la casa y los gatos se para y me miran hasta cuando me siento desconcertado y me muevo hacia el norte por la acera donde habré de comprar cigarrillos y cerveza y retornaré luego a mi cuarto.

(Charles Bukowski)

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